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Joaquim Rosselló

El siervo de Dios Padre Joaquín Rosselló nació en Palma de Mallorca el 28 de junio de 1833. Desde su infancia el Señor le concedió excepcionales bendiciones que le hicieron sentir el atractivo del Dios oculto en el Sagrario y una tierna devoción a la Santísima Virgen María; le inspiró el alejamiento del mundo y un gran deseo de hacer penitencia. En su mocedad, Dios le deparó un ayo tutelar en la persona del Hno. Gregorio Trigueros, Jesuita exclaustrado, que le instruyó en la sólida virtud y le infamó en la devoción a los Sgdos. Corazones de Jesús y de María.

Por el año 1847, después de vencer algunas dificultades, comenzó los estudios de la carrera sacerdotal y cursado el cuarto de Humanidades, recibió la tonsura clerical, con un título de benefcio en la parroquia de Sta. Cruz, del patronato de la familia de Gual de Torrella. Fue ordenado sacerdote, en el tercero de teología, el 21 de marzo de 1958 y celebró la primera misa en la iglesia de Sta. Clara, el 4 de abril siguiente.

A finales de 1859 obtuvo del Prelado la instalación de la Corte Angélica de S. Luis en la iglesia del Socorro, para promover la formación de los jóvenes, moral, religiosa y cultural. Durante estos primeros años de sacerdocio, inició su ministerio por los pueblos de la isla. Predicó su primera cuaresma en Sta. María en 1860.

Le perseguía su amor al retiro y soledad. La obligación de atender a su madre, anciana y viuda, no le permitió retirarse a alguna orden religiosa y por ello ingresó en el Oratorio de San Felipe Neri el 30 de septiembre de 1864. Allí pudo intensificar su oración, retiro y el mismo apostolado, ya que empezó a predicar Misiones y Ejercicios por toda la isla.

Cuando en 1865 y 1871 el cólera morbo hizo grandes estragos en la capital, ante la escasez de sacerdotes para asistir a los apestados, el P. Joaquín prestó sus servicios con gran entrega y servicio.

En 1874 murió su madre y reverdeció en él su deseo de abrazar la vida religiosa. El buen fruto de su ministerio y cierto temor a señalarse, paralizaron, durante años, esta determinación. El 21 de abril de 1890 subió a la Ermita de San Honorato, después de obtener la venia del Ob. Cervera. Su plan era unirse con algunos religiosos y formar allí una comunidad, para dedicarse a la oración intensa y a los ministerios de predicación por los pueblos.

El domingo, 17 de agosto de 1890, fundó la Congregación de Misioneros de los SS. Corazones en la Ermita de S. Honorato. El Instituto fue erigido canónicamente por el Obispo Cervera, con Reglas propias, redactadas por el P. Joaquín, y con título propio, inspirado por el Señor a su siervo.

El 5 de mayo de 1891 se trasladaron a Lluc los congregantes y el Padre Joaquín fue nombrado Prior del Santuario. Allí realizó su gran obra de renovación espiritual y material y sufrió la incautación de los bienes de la Virgen, por parte del Gobierno de Madrid.

En 1901 renunció a su cargo de Prior y desde 1903, alternó su residencia entre Lluc y La Real. Varias veces quiso renunciar al cargo de Superior del Instituto, pero los congregantes no se lo permitieron. En 1895, redactó unas 15 Semblanzas nuevas Reglas, acomodadas a la situación del Instituto y, a partir de 1900, instituyó una nueva forma de gobierno, mediante las Juntas generales, en las que reunía a los sacerdotes del Instituto para tomar determinaciones y acuerdos.

En 1907 recibió del Papa Pío X, el reconocimiento y alabanza del Instituto que había fundado. Una pertinaz diabetes, que sufría de años atrás, fue debilitando su salud y acabó con su vida, en la madrugada del 20 de diciembre de 1909, en la casa de La Real, a los 76 años de edad y 19 de profesión religiosa.

El P Joaquín fue siempre hombre de intensa vida sobrenatural. Muy amante de la soledad y el silencio. Consideró la oración y el trato con Dios como el sustento de su alma. Su pureza fue angélica. Tuvo gran amor y obediencia a sus Prelados.

Su fama de santidad en vida, se acrecentó después de su muerte. La Congregación promovió la causa de beatificación y se abrió el Proceso diocesano en el Santuario de Lluc, el 11 de agosto de 1934 que fue clausurado el 17 de octubre de 1944 y pasó a la Sda. Congregación de Ritos. Muchos devotos sintieron su protección y la curación de sus enfermedades.

Los restos del P. Joaquín descansaron en una tumba del cementerio de Palma. En 1940 fueron trasladados a la iglesia de los Sdos. Corazones, donde actualmente reposan.